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Armoniom nace desde la sanación vibracional que se basa, a su vez, en lo que se podría considerar una nueva concepción médica, la Medicina Vibracional. Y aunque se haya acuñado este término de forma reciente en las últimas décadas, en realidad su concepto y filosofía son milenarios.


Se entiende como medicina vibracional, aquella en la que se percibe que la salud o enfermedad de un ser humano está relacionada con su cuerpo físico, sus pensamientos, sus emociones y su espíritu. Cualquier alteración, por exceso o por defecto, en cualquiera de estos elementos puede generar vibraciones (bajas) que alteran la armonía y el equilibrio existentes y, por lo tanto, debilitan su estado de salud.


Quizás queda más clara la concepción si se la compara con la medicina convencional (también llamada clásica o alopática), es decir, la medicina que se encuentra en la Seguridad Social en España, por poner un ejemplo. Para la medicina clásica, la dimensión física es la única existente para curar a una persona. Mediante tratamientos quirúrgicos o farmacéuticos se tratan los síntomas de la enfermedad que aqueje el cuerpo de una persona. ¿Las causas de esa enfermedad? Los médicos pueden argüir varios motivos: mala alimentación, sedentarismo, genética, algún traumatismo o… no se sabe el motivo, pero tampoco importa la causa. Fuera de esta ecuación quedan la mente, los pensamientos, los sentimientos y las emociones; nada de esto tiene relación ni influye en la salud de las personas. Y así lo que ocurre es que cuando sólo se eliminan los síntomas no se puede considerar que haya una curación real.


¿Un ejemplo claro y muy sencillo que todo el mundo puede entender e incluso sentirse identificado? Persona que acude al médico con un dolor insoportable de hombros, cuello, espalda, pesadez… la medicina convencional realiza una comprobación física y receta un medicamento para aliviar / eliminar el dolor.


La medicina vibracional investiga la causa, atiende y “escucha” el cuerpo físico pero también atiende a las emociones, pensamientos y entorno del paciente, entre otras cosas. ¿Y si esos dolores de hombros, cuello… son fruto del estrés, por decir algo? ¿Los medicamentos han solucionado el problema? No, han puesto un parche temporal, ni han identificado ni tratado la causa. La medicina vibracional busca una sanación, permanente, interna, con un paciente que se implique en su proceso, entienda y sea consciente de ello y, sobre todo, lo más importante, atiende a varios aspectos. Un ser humano no es sólo un cuerpo, por lo tanto, no se le trata sólo como un cuerpo.


El doctor Richard Gerber fue el primero en acuñar el término medicina vibracional y explicar, en su primer libro, las diferencias entre los dos tipos de medicina:

“La práctica actual de la medicina [clásica] se funda en el modelo newtoniano de la realidad; en esencia ésta es una manera de ver el mundo que lo contempla como un complicado mecanismo. El médico abstrae el organismo considerándolo como una gran máquina, gobernada por el cerebro y el sistema nervioso periférico, por un ordenador biológico, en último término. Pero, ¿es en realidad el ser humano sólo una máquina, por estupenda que se nos describa? […]
Mediante su famosa ecuación E = mc2, Albert Einstein demostró científicamente que la energía y la materia son expresión dual de una misma sustancia universal; esa sustancia es la energía primaria o vibración de la que todos estamos formados. Es por esta razón que la empresa de intentar la curación del cuerpo mediante manipulaciones a este nivel básico, vibracional o energético, merece propiamente el nombre de medicina vibracional.” [1]


La medicina vibracional define al ser humano como un sistema de energías sutiles, multidimensionales y que interactúan entre ellas. La materia es energía comprimida, y los diferentes sistemas de energía vibran con frecuencias diferentes. Este tipo de sanación se centra en actuar a nivel energético modificando la frecuencia vibratoria que el individuo presente alterada, con el propósito de reestablecer el equilibrio (físico, mental, emocional y espiritual).


La medicina vibracional entiende a los seres humanos como seres energéticos que, ante una enfermedad se pueden enfrentar a ella de una forma dual: por un lado la vertiente tradicional que comprende que intervenciones quirúrgicas y tratamientos farmacéuticos; y, por otro lado, la vertiente energética, mediante fuentes y frecuencias de energía.


Las diferentes dimensiones energéticas que componen un ser humano interactúan entre ellas de forma armónica y equilibrada, aunque con diferentes vibraciones. Siempre que se preserve esa armonía, se mantendrá el estado de salud; cuando se altera, es cuando la enfermedad hace su aparición, a causa del estancamiento de energía. Un estancamiento de energía produce una baja vibración (más densa) que imposibilita la libre circulación de energía, base del equilibrio y armonía.

Imagen de las 7 dimensiones definidas por Bárbara Ann Brennan
Imagen de las 7 dimensiones definidas por Bárbara Ann Brennan en su libro: cuerpo etérico, cuerpo emocional, cuerpo mental, cuerpo astral, patrón etéreo, cuerpo celestial y patrón cetérico.

La medicina vibracional, al ser holística, considera al ser humano de forma global como un Todo y entiende, por tanto, que en cada una de sus células se encuentra la información del resto de células del cuerpo en los planos físico emocional y mental. Por lo tanto, se concibe la idea de que, al sanar el origen del daño, se sana al conjunto de la célula y, por consiguiente, la enfermedad desaparece.

Aquí puedes seguir leyendo la segunda parte de este post.

[1] RICHARD GERBER, 1993. La curación energética: La revolucionaria medicina vibracional. Nuevas alternativas para sanar. Ediciones Robinbook, S.L. Publicación original 1988 en inglés.