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En la práctica diaria de mi profesión dispongo de varias herramientas diagnósticas a mi alcance cuando me encuentro ante un paciente.

Mi diagnóstico se basa en primer lugar en un diagnóstico osteopático que he ido depurando mucho, con el paso de los años. La practica osteopática esta basada en la búsqueda de la movilidad. Es capital para nosotros tener un cuerpo sin restricciones de movilidad para que las informaciones necesarias para el buen funcionamiento del ser puedan circular (fluídicas, neurológicas…).

Esta movilidad puede ser entre dos vertebras como entre dos vísceras o entre dos fascias pero también hay movimientos mucho más sutiles que podríamos calificar de energéticos. Es justo en ese punto donde hago el puente con la Medicina Tibetana (sabiendo que también ellos tienen diagnósticos-tratamientos para liberar los bloqueos mas burdos cuando no hay movimientos).

Como decía en mi anterior post, no se trata de escoger entre Osteopatía y Medicina Tibetana, sino que se retroalimentan. Y mis principales herramientas diagnósticas reflejan la adaptación y fusión de ambas.

Entonces, además de la ANAMNESIS (preguntas que se le hacen al paciente) y de los TESTS OSTEOPÁTICOS, utilizo tests de la Medicina Tibetana como la TOMA DE PULSOS. Esta nos permite tener una idea de la energía de los órganos en relación con los horarios del día, la estación y la constitución energética de base de la persona: Nyepa.

También uso el ANÁLISIS DE ORINA, la OBSERVACIÓN DE LA LENGUA, y otros tests… que podría explicar más en otra ocasión.