Ya veo o imagino, con una sonrisa, las reacciones de algunas personas que piensan en esas tiendas de Barcelona (o quizás haya en otras ciudades también) en las que se vende lo que sea y hay una nota en algún rincón del escaparate que dice “Lectura de Tarot”. En general, la lectura se hace en una habitación al fondo del local, con poca luz, en un ambiente que huele a una mezcla de incienso y, con mala suerte, de cloaca, ya que puede pasar en los bajos de Barcelona. Después de haber pasado en medio de paquetes y de mercancías, se llega al lugar sagrado tan esperado.
Bueno, mi pasión por los cuentos nos podría llevar a una historia dramática o cómica, según el humor y las emociones del momento, pero no es el tema de hoy.
En mi práctica, uso unas cartas de diferentes tarots u oráculos para establecer un dialogo con el inconsciente del paciente. La tirada nos orienta hacia unos puntos claves que permiten hacer un trabajo de liberación de memorias inscritas en el cuerpo físico, o en los cuerpos más sutiles, e incluso en el quinto elemento de la medicina tibetana (o de la medicina ayurvédica) que representa el espacio, el vacío entre los elementos. La palabra del sánscrito para designar ese espacio es akasha, seguro que os resuena.
En una época en la cual cada uno se tiene que respetar y comunicar lo que puede y sabe ofrecer al mundo, no tengo miedo de decir que el tarot es una de mis herramientas para canalizar unas informaciones que llegan desde ese espacio y que comparto con el paciente, suponiendo que es para él. Será una ayuda a nuestra disposición en su camino de sanación. Es evidente que nada está impuesto, ninguna información se toma como una verdad universal, sino que la persona valora, gracias al trabajo de enraizamiento que se hace al principio de la sesión, si se queda con tal información o no.
Por otra parte, la manera de proyectarse en las cartas, de parte del paciente, hace que a veces, lleguen a su conciencia, en el presente de la sesión, recuerdos, cosas totalmente olvidadas que reaparecen, emociones, sentimientos, etc… y me permite acompañar el trabajo de liberación de esa acumulación de tensiones y desajustes presentes y palpables en los tejidos. Es como una puerta que se abre sobre un camino hacia la profundidad del ser, dando la oportunidad de iluminar y aceptar cada vez más nuestros puntos oscuros, y eso es imprescindible en un proceso de sanación.
Mi formación en técnicas potentes de sanación energética, me permite ser más eficiente para que aparezcan cambios en los diferentes cuerpos de la persona, en su mente y en su espíritu.
Y como la Energía no tiene fronteras ni distancias, se pueden hacer tratamientos en presencial u online vía zoom por ejemplo o demás.